Conducta que no se observa (o que no es observable) y que, por tanto, sólo se infiere. De tal suerte es la conducta que ocurre en el interior del organismo, o en tan pequeña escala que no es medible o que sólo se puede medir con aparatos especiales (por ejemplo, pensar o contar para uno mismo, que se infiere del reporte verbal del sujeto, o contracciones musculares tan leves que no producen movimientos patentes).
Catania, 1976.